jueves, 29 de abril de 2010

La noche del cazador - Charles Laughton


Los niños son inocentes: inocentes ante los desmanes, la codicia, el deseo de los adultos. Al menos así lo pensaba el actor británico Charles Laughton cuando se decidió a dirigir esta película.

La infancia que retrata Laughton es la de niños desprotegidos ante la avaricia de los adultos, niños que tienen que asumir el rol de adultos ante la impotencia de éstos para protegerlos (su madre) o ante la amenaza que suponen (el predicador). Una infancia muy alejada de la que nos presentaría muchos años después Ibáñez Serrador con su película "¿Quién puede matar a un niño?". Resulta curioso que cuando Serrador se preguntaba esto, ya conocía la respuesta: el primer director que decidió matar un niño en una película fue Hitchcock, en su película "Los 39 escalones".

Los niños han sido siempre los grandes olvidados de los adultos hasta que éstos fijan su vista en ellos: si quien los observa es un psicópata religioso, poco podrán hacer ellos para salvarse. 
Robert Mitchum crea uno de los personajes más odiosos del séptimo arte, el predicador Harry Powell, un enloquecido "reverendo", asesino, codicioso y brutal, que no se detiene ante nadie para conseguir sus fines, ni siquiera ante la vida de dos niños.
Esta es la historia de un acoso, de una huida, de la lucha entre el bien y el mal reproducido en el cine en un fantástico juego de luces y sombras. Una fotografía excelente y una poesía en el agua con los dos niños huyendo en una barca. 

Laughton no dirigió más películas porque esta, en su estreno, fue un fracaso. Han tenido que pasar muchos años para que se la reconozca como lo que verdaderamente es: una pequeña obra de arte.